DIJERON DE NOSOTROS...

Estimado Sr. Borsano:
Espero esté usted bien.-
Muchas gracias por su correo.-
Por supuesto que conozco a la Creole y su trayectoria.-
Agradezco la información y lo felicito por su trabajo con los conciertos didácticos el cual trataremos de difundir y, llegado el caso de que las condiciones nos permitieran evaluar el proyecto, sin dudas lo tendremos en cuenta.
A sus órdenes, atentamente

Roberto Moure
Gerente General
YAMAHA MUSIC LATIN AMERICA S.A. Sucursal Argentina


MUSICA-JAZZ-MATUTINOS
LA CREOLE JAZZ BAND,
TODA UNA BENDICION MUSICAL
Por Adrián Villegas

BUENOS AIRES, ago 21 - 2008 (DyN) -
Una larga historia de gran música, encanto, talento, diversidad estilística y tesón caracterizan a la Creole Jazz Band, que pasado su medio siglo de vida está presentando un delicioso disco recopilatorio que lo tiene todo como para pasarla de maravillas si se la ve en vivo o en cualquier lugar en el que haya algún equipo de Cd.

Se trata de"Jazz del bueno para bailar", que reúne 20 temas emblemáticos de las décadas del 20, 30 y 40 y otros tres, "Dudas, "Vientos y cuerdas" y "Danza jazz" cuya autoría pertenece al fundador de la banda, el clarinetista y director general César Borsano, quien a los 71 años toca como los dioses y se mueve como si tuviera 40.©

La Creole está actualmente compuesta por siete músicos, el mencionado líder, el no vidente Eduardo Manentti (increíble su faena en el trombón), Roberto Vitale (trompeta), Orlando Merli (saxo tenor), Alberto García (banjo), Oscar Linero (batería-voz), Flavio Circo (contrabajo) y una lindísima señora de 27 años que un año atrás emergió victoriosa de un durísimo casting para seleccionar la voz principal.

Se llama Lucía Goti, es alta, inquieta, de enorme estilo y clase para cantar e ir de mesa en mesa expresando su ductilidad, se confiesa ante DyN más que orgullosa de tener una beba de año y 8 meses llamada Lola y cuenta con una particularidad acaso nunca dada en el ambiente del jazz: ella es fanática del reggae y su máximo sueño es integrar un grupo de ese género al que vivificara como ninguno el jamaiquino Bob Marley.

El repertorio que ofrece este grupo nacido en septiembre del 57, época de oro del jazz americano y en particular de la ciudad negra de New Orleans, consta de quince temas a lo largo de los cuales junta con sutileza y sabiduría ritmos de jazz, blues, charleston, tap, swing, soul y rag-time.

Abre con "El jazz me entristece", un instrumental que ya de movida invita a bailar y enseguida comienza a dar signos de notable virtuosismo vocal Lucía, al son de "Todo de mí", cuyo coro de Linero es realmente un lujo.

La chica que adora el reggae se suelta definitivamente en el cuarto track, "No es ella dulce" y al toque se baja del escenario para mostrar toda su sensualidad con "Tenías que ser tú", dedicado a "todas las parejas", que son muchas las que han colmado en ya tradicional Club Lounge del barrio de Retiro.

"Rata paseandera" es un superclásico instrumental de todos los tiempos que se disfruta de manera especial, "Después de haberte ido" es un lento inoxidable y en "Dulce Georgia Brown" el veterano baterista exhibe a full todas sus condiciones de cantante.

Nobleza y respeto obliga, Lucía se aparta del grupo y se sienta en un escaloncito lateral, como una espectadora más. Al observar su blanca y tersa carita de asombro, se nota de inmediato su vibración y emotividad, su reverencia y agradecimiento hacia esa gente mayor que tanta pasión le pone al asunto. No es para menos: es testigo de privilegio de un conjunto que, entre muchos lauros, llegó a tocar en el mítico Café Tortoni del 84 al 2005 todos los viernes a las 23 sin interrupciones, luego de ser contratado para sólo dos funciones.

Otro bello lento instrumental es "Pobre Mariposa", mientras que Borsano presenta a "Hello dolly", del fabuloso Lou Amstrong como "el último clásico del jazz" que, por otra parte, la Creole interpreta magníficamente y genera la enésima ovación de la fría noche porteña.

Editado en 1922 y reflotado en el 52 después de muchos años de olvido, irrumpe "Es pecado mentir", al que le sigue "Black and blue", tremenda balada que Lucía avisa que "es para las almas en pena".

Otro estándar, el dicharachero "Cuando los santos vienen marchando" anuncian el final de la fiesta que, como corresponde, no lo será tal por sonoro pedido de bises, instancia que la banda cubre con dos canciones de evidente magnetismo, "Nena vuelve a casa por favor" y el soberbio "Royal garden blues".

El tiempo -suele suceder en estas circunstancias- pasó demasiado veloz, como para agitar una revancha urgente que por suerte se dará en cualquier momento.

La Creole Jazz Band está en plenitud y contínuo movimiento. Sin exagerar, toda una bendición musical.